Cuidar o ayudar a sanar

Cuidar, ayudar a alguien a restablecer su salud, es un acto sagrado.

Pone en marcha nuestros saberes e intuición, nuestra capacidad de escucha profunda de los cuerpos que componen a un ser. Pone a prueba nuestra fortaleza/ternura para sostener al otro sin quitarle su dignidad, pero siendo suave, muy suave en ese momento en que se encuentra vulnerable.


Cuidar también pone a prueba nuestra capacidad para quitar los ojos de uno mismo como supuesto centro del mundo y ponerlos en el otro u otra de manera sostenida, por tiempo indefinido. Además, nos mantiene humildes, sabiendo que lo que hacemos puede no funcionar y que entonces, para quienes creemos, es hora de ponerlo en manos del mero mero.


Por si fuera poco, es un acto revolucionario ejercer esta actividad en medio de un sistema laboral voraz que ha tomado por estandarte la palabra "urgente" para obligarnos a dejar siempre en último plano lo humano.


Cuidar, ayudar a restablecer la salud de otro es un acto sagrado, una mano de doble palma que acaricia y cura a quien requiere los cuidados, pero también a quien los provee, porque nos hace estar bien presentes.


Luz Guerrero




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