Fantasear

Fantasear nos impide crecer
Mirar la realidad tal cual es
Vernos a nosotras(os) mismos(as) tal cual somos
Ver al otro u otra tal cual es
En toda su burda pero también perfecta humanidad
Fantasear
Dotar a la realidad y a las personas de cualidades y casi poderes que no tienen
Nos pone en situaciones de desigualdad
Nos expone a hacer compromisos que el otro u otra no cumplirá
A poner la confianza y la lealtad en quien no la va a valorar
A mover mares por quien no mueve un dedo por una(o)
A agotar nuestros recursos más profundos y valiosos por sostener una farsa que, creemos, es menos dolorosa que la realidad
A hacer como que vivimos en un mundo que no existe
Porque miramos en la situaciones, en los vínculos, en las personas y en nosotros(as) mismas(os) lo que no es, lo que no hay
Fantaseamos
Porque buscamos fuera las luces que creemos nulas dentro
Porque no soportamos levantarnos cada día y sentirnos, vernos, sabernos simples humanos.
¿Qué queda si decimos adiós a las fantasías? De entrada rostros, palabras, recuerdos, sensaciones, etcétera desprovistas de sus viejos significados ¡qué agobio! ¿No?
Luego el vacío
Pero un vacío para ser llenado desde la verdad, con puerta hacia el encuentro genuino, hacia la compasión.
Dejar de fantasear
Mirar el mundo
Resignificar/lo
Mirarme
Mirarte
Ser
Luz Guerrero
Ilustración de Carolina Rodríguez Fuenmayor


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