Si eres fuego...

La primera imagen que apareció en mi mente cuando comencé a pensar en esto fue un fuego tragando arena a puños para apagarse o por lo menos volverse una flama chiquita que no queme ni resplandezca demasiado. Ella habló de la falta de entusiasmo de su pareja ante detalles en los que había puesto energía, tiempo, dinero; de la contención de sus brazos y el silencio de su boca que por dentro pedían "¡Abrázame! ¡Bésame! ¡Quiero estar ahí encima de ti, sonriendo!", mientras el otro se mantenía indiferente en su silla; de la duda de "¿Estaré pidiendo demasiado?". Por supuesto que hay cierto dolor en la no reciprocidad en los vínculos de cualquier tipo, pero yo le compartí que, para mí, lo que más daño hace no es la ausencia de señales de interés, gratitud ni entusiasmo del otro lado, sino que una deja de ser quien realmente es en este tipo de "relaciones". ¿Cómo?, preguntó. Yo le dije "Cuando sabes el otro no va a corresponder a tu abrazo, dejas de dar a...